martes, 13 de octubre de 2009

Mar de copas


Mar de Copas es una banda de rock peruana creada en Lima, en 1992. Considerada por la crítica como "banda de culto" por la cantidad de seguidores que ha logrado congregar desde sus inicios hasta la actualidad, y como una de las bandas de rock peruano más relevantes e influyentes del medio local, estuvo compuesta originalmente por Luis "Wicho" García (vocalista), José Manuel "Manolo" Barrios (Guitarra, voz y coros), Eduardo "Toto" Leverone (Batería y percusión), Félix Torrealva (Bajo), Phoebe Condos (Teclado y coros) y Claudia Salem (Coros). Posteriormente ingresaría César Zamalloa como bajista en reemplazo de Torrealva. Claudia Salem dejaría la agrupación en el 2005 para dedicarse a sus proyectos personales. Phoebe Condos también dejaría la banda por unos meses, siendo reemplazada por Rocío Madueño (Teclados, coros), pero finalmente volvió al grupo luego de un largo periodo alejada por motivos personales.
Sintetizando las influencias de la nueva ola de los años sesentas y setentas, el postpunk británico y el pop español de los ochentas, Mar de Copas ha logrado configurar un estilo inconfundible de corte guitarrero, melódico y romántico, tomando como temas centrales de sus canciones el amor y desamor, el olvido, la soledad. Esto ha hecho que su género sea calificado por muchos como un "Rock romántico-depresivo".Cuando Manolo Barrios y Toto Leverone decidieron poner fin a la trayectoria de su banda primigenia, "Los Inocentes", no imaginaron que su siguiente proyecto se convertiría, con el paso de los años, en uno de los fenómenos más importantes del rock peruano de los noventa denominado: Mar de Copas .
Los cincuenta mil discos (quizás muchos más) que han vendido hasta la fecha (en un mercado donde se considera disco de oro al que ha alcanzado las cinco mil copias) son la prueba fehaciente del éxito obtenido por este sexteto que, con cinco discos de sólida factura en su haber y una actitud de independencia (confundida, a veces, con soberbia) respecto de los medios masivos, ha conseguido abrirse paso en la árida y traicionera geografía del rock nacional en base a un único pero poderoso argumento: sus canciones .
Corría el año 1992 cuando Barrios y Leverone empezaron a elaborar el material que conformaría el epónimo álbum debut de Mar de Copas . Eran tiempos duros en los que a los grupos de rock nativos no se les regalaba absolutamente nada.
Fue en ese contexto cuando los susodichos optaron por jugarse el todo por el todo embarcándose en una aventura musical sin ruta ni puerto conocidos pero con la insólita convicción de que se trataba de una apuesta que bien valía el sacrificio.
Y, a la luz de lo que ocurrió después, no se equivocaron ya que las cinco producciones del grupo (Mar de Copas en 1993,
Entre los árboles en 1994, III en 1997, Suna en 1999 y Si algo así como el amor está en el aire en 2004), además un par de discos grandes éxitos, un disco doble en vivo, un disco single/multimedia, un disco acústico y un DVD (el primero en ser grabado por una banda de rock peruana) se transformarían, gracias a temas como "Mujer noche" , "Fugitivo" , "Prisión" , "Dulce y veloz" , "Entre los árboles" , "Prendí otro fuego por ella" , "Tras esa puerta" , "País de tus sueños" , "LB" , "Al pasar de las horas" , "A Dios" , "Despedida" , "Enloqueciendo" , "Suna" , "La máquina del tiempo" , "Adiós amor" , "Ramera" , "Si algo así como el amor está en el aire" , "Balada de un encuentro fugaz" , "Perdido" , "Llévame" , "Un día sin sexo" entre otros, en verdaderos clásicos para una numerosa legión de incondicionales que ha elevado a Mar de Copas a la categoría de grupo DE CULTO .
Y es que Mar de Copas no ha sido nunca, para bien o para mal, un grupo masivo. En parte porque siempre se ha resistido a caer en las redes del "todo vale promocional" (razón por la cual ha tenido muy poca exposición televisiva), en parte porque su música, pese a tener un radiante sentido de la melodía, nunca ha recibido una difusión masiva y finalmente porque sus canciones no despiertan sentimientos festivos ni apelan al humor, la denuncia sociopolítica o a los guiños callejeros para comunicar con el público.
A diferencia de la mayoría de bandas de rock de nuestro medio que apuestan por una comunicación instantánea, Mar de Copas ha desarrollado una identificación netamente emocional con sus oyentes, quienes se ven reflejados en esas tonadas melancólicas como un domingo soleado de resaca y en esos frágiles mundos interiores, de soledades compartidas, de amores perdidos o nunca encontrados, de confusión e incertidumbre de los que hablan sus canciones.
Es cierto que el sonido de Mar de Copas tiene un rango limitado dentro del cual se mueve con soltura y seguridad explorando la diversidad de matices que ofrece el rock guitarrero y romántico que constituye su marca registrada. No se trata, pues, de un grupo que se aventure en territorios ignotos, que experimente con estructuras que le son ajenas o que someta su sonido a transformaciones drásticas, sea porque no les nace hacerlo, sea porque consideran, erróneamente o no, que tal cosa podría quitarle "feeling" a sus creaciones, sea por su vocación rock que los lleva a asimilar elementos nuevos sólo cuando son compatibles con el tipo de canciones "bonitas y conmovedoras" que, como ha dicho Manolo Barrios en reiteradas oportunidades, constituyen el propósito fundamental del grupo. Esa es la razón por la cual, en los discos de Mar de Copas , las innovaciones no saltan a la vista. Y ese es el motivo por el cual sus canciones pueden parecer similares: porque lo que producen procede de una muy definida matriz estética.

No hay comentarios:

Publicar un comentario